Texto: Eduardo Varas C.
Es el juego del hombre sobre el hombre. Un ejercicio de poder, de cualquier tipo —económico, político y, en la actualidad, hasta bélico—. Es aceptar que la primera manera de experimentar el mundo es a través del juego. De una representación que es fuerte, como un golpe. De un pie sobre un cuello. O como el propio artista, Andrés Velásquez, lo explica en un texto que acompaña a las obras que desde este 16 de marzo se pueden ver en Galería Más Arte:
«(es la) condición primaria para establecer parámetros dentro y fuera de este universo de posibilidades, creando así elementos de ficción, incertidumbre y resultado».
Resultados que son positivos para quienes están en posición de poder, obviamente.
«Homo ludens» significa «el hombre que juega» y en esta muestra, que tomó siete meses en conseguir una forma final, la experiencia artística se mueve ya sea por la pintura, por la técnica mixta, el collage y por una relación particular entre los objetos en cada obra. Es una representación, sí, pero también es un paseo por la historia.
Algo que se refleja hasta por el uso de esos elementos considerados como artísticos, para el común de los mortales. Sí, imágenes de espacios como catedrales y palacios, con dibujos que parecen reproducciones de esculturas renacentistas.

¿Qué es el poder y cómo este se define desde las políticas públicas, las acciones y los factores como el azar o las estructuras generadas, ya sea con trampas o manejos corruptos? Es casi como una genealogía de la humanidad lo que intenta Velásquez. Porque cualquier persona puede sentir cercanía con este juego siniestro que el artista lleva a la expo.
Entonces, todo aquello que representa al poder —lo grande, lo monumental, eso que habla de todo lo gigante—, aparece en forma de ornamentaciones. «Esto es sobre el estatus dentro de la sociedad», explica el guayaquileño, que estará en Quito hasta este domingo.
Un espacio a recorrer
En las 12 obras que integran «Homo ludens» hay un repaso por los procesos que han sido comunes en la obra de Velásquez, sobre todo el manejo de lo arquitectónico como punto de partida y decisión espacial. Pero a diferencia de lo anterior, ya no se trata solo de lo fragmentario, de lo abstracto y del grafito.
Aquí se está ante una bisagra. Donde lo plástico —el dibujo y la pintura— se vuelve un elemento importante de su producción artística, enfocada en poner en evidencia las estructuras de poder. «Es un momento de tránsito de mi obra«, dice Velásquez, quien incluso usa naipes como material para descontextualizar elementos propios del juego —de los juegos de mesa, en este caso— y colocarlos al servicio de su idea.
Que no es más que un reflejo de cómo se vive la vida, con una comprensión adicional: «Siempre jugamos con los discursos, con las maneras de cambiar los resultados, para obtener un beneficio», dice Velásquez. Y así es el poder, este orden de siempre: donde hay un cazador, hay alguien cazado.
El artista nos está gritando que nos deshumanizamos como acto regular.

Velásquez realizó sus estudios en la Universidad de las Artes. En 2016 recibió una mención de honor en el Salón de Octubre y en 2018 se lleva el primer lugar en la Bienal de pintura Luis Noboa Naranjo. «Homo ludens» se puede visitar de martes a sábado —de 11:00 a 13:00 y de 14:00 a 17:00— hasta el próximo 8 de abril, en Más Arte Galería Taller, en 12 de Octubre y Abraham Lincoln, en el edificio Mirage.