Texto: Eduardo Varas C.
Al finalizar el reporte que presenta los datos de la Segunda Encuesta de Condiciones de Trabajadores de la Cultura, realizado por el Observatorio de Políticas y Economías de la Cultura, hay un par de líneas que lo dicen todo:
«Los resultados de esta segunda medición revelan un escenario poco alentador, en el que las condiciones de los trabajadores del arte y la cultura se mantienen en algunos casos similares a las de los meses de mayor gravedad de la pandemia, mientras que en otros se han agravado».
Y es probable que esta nota podría estar lista con ese párrafo y con solo incluir, a continuación, el link para que se revise este trabajo que desde abril y diciembre de 2021 recopiló centenares de respuestas a la encuesta. Pero siempre hay más, hay necesidad de hablar de esas cifras y variables. De todo lo que se puede pensar sobre los porcentajes que más recientes que, frente a la encuesta realizada un año antes, ya permiten esbozar lo que sucede con el trabajo en el sector cultural.
Se trata de ver los cambios que se han ido generando, como explica Pablo Cardoso, director del Instituto Latinoamericano de Investigación en Artes de la Universidad de las Artes, responsable de esta encuesta. Y esos cambios se enfrentaron a un primer punto de quiebre.
La primera encuesta recopiló un aproximado de 2500 encuestas en un lapso de mes y medio. La segunda, en ocho meses, consiguió recoger solo 1171 de estas encuestas, menos de la mitad. Por un lado, la gente no quiso responder las preguntas: «Para qué vamos a responder si no pasa mucho«, fue algo que les respondieron. Cardoso explica que la sensación generalizada es que «no hay respuesta estatal, los gremios no presentan alternativas reales y concretas para mejorar la situación».
Y con ese panorama, de qué sirve la información. La pregunta es capciosa.

Pero hay algo más. A diferencia de la medición de 2020, esta vez fue imposible acceder a la base del Registro Único de Actores Culturales (RUAC), por las vías oficiales. Lo que significó que menos personas pudieran responder las inquietudes de esta medición.
Eso sí, «la muestra es representativa, pero es menos de la mitad del año pasado», dice Cardoso. Asegura que es importante comparar y dar seguimiento a las estadísticas, para encontrar dinámicas y lecturas que puedan ser de ayuda para tomar decisiones. De esto se hablará más adelante.
Algunos de los resultados
Entre los datos más llamativos de la actividad laboral en el sector cultural del último año podemos resaltar los siguientes:
- El pluriempleo en el sector sigue estando arriba: 55.76% de los encuestados ejercen más de una actividad cultural. Esto se relaciona con el 51% del 2020.
- 62.34% le dedican menos de 40 horas a su actividad cultural principal.
- Un 75.09% reveló que sus ingresos mensuales entre enero-abril de 2021 fueron iguales o menores a los del 2020, en los mismos meses.
- En 2021, el 44.49% de consultados aseguraron realizar trabajos remunerados que no tienen que ver con lo cultural.
- El 77.54% de quienes trabajan en actividades no artísticas ni culturales dicen que si fuera por ellos, abandonarían esa labor para dedicarse solo a temas culturales.
- Un 51.86% de trabajadores del sector cultural tienen seguro médico.
- 84.73% de encuestados dijeron no haber recibido ayuda por parte del Estado en época de pandemia.
- Solo el 24.17% de los encuestados postularon para alguna ayuda o iniciativa del Ministerio de Cultura y Patrimonio o de los institutos de fomento.
- Un 73.44% de trabajadores tuvieron gastos imprevistos a causa de la pandemia, con promedios de $828.38.
Hay una primera lectura para Cardoso de estos resultados: «El trabajo en la cultura se ha precarizado un poco más. Mientras más se va desmenuzando, más temas van saliendo y ese es el objetivo de este procese».
En términos generales, los ingresos son menores en todos los segmentos de las actividades culturales. Tres cuartas partes de quienes respondieron aseguran que sus ingresos de 2021 fueron menores que en 2020.
«Es preocupante. Si nos damos cuenta de que el costo de la vida está subiendo, la situación es delicada».
Otra factor importante es la reducción de la brecha que hay entre la presencia de hombres, mujeres y género no binario en la encuesta. Es decir, la presencia masculina sigue siendo mayor, pero el desequilibro se ha reducido. Por ejemplo, el 55.42% se identificó de género masculino, el 41.50% con el femenino y el 3,07% como no binario.

Cardoso da un detalle adicional de esta medición: «Hicimos énfasis en recoger más datos de asociaciones gremiales de mujeres, de productoras, etc. Las mujeres, por la forma injusta que se han dado sus relaciones laborales, en el sector cultural como en otros, están acostumbradas a sostener más ciertos procesos».
¿Por qué hacerlo?
Pablo Cardoso habla de la necesidad de monitorear el campo cultural, de que esto se haga periódicamente y de que se comparen los resultados de cada año. Dice que esto lo hacen y lo seguirán haciendo por tres razones:
- Aportar a un proceso de construcción de políticas publicas más acertadas. Ya que con datos estadísticos hay material con el cual trabajar.,
- Entregar información para gremios, asociaciones y colectivos, para que los oriente en la toma de decisiones.
- Dar estadísticas a artistas, gestores culturales y trabajadores de la cultura, para que los ayude a afinar sus estrategias.
Para leer la totalidad de los resultados de esta segunda encuesta, se puede hacer clic aquí.