Texto: Adrián Gusqui
Esto puede ser una coincidencia de cuento latino o un golpe de suerte basada en la desgracia ajena. Neoma lo toma con calma, como algo que tenía que pasar y, finalmente, está pasando. ¿Qué pasa? Que las coincidencias se cruzan con el éxito.
Es lunes 28 de febrero en el mundo, en Denver, Quito, Cuenca. En todo lado. Son las seis de la tarde. Salimos del trabajo, volvemos a casa, comemos en la calle o jugamos con los amigos. Para Neoma esta tarde la rutina es salir de su trabajo, tener clases de canto e ir al dentista. Le van a sacar las muelas del juicio el miércoles y eso significa que no podrá cantar hasta recuperarse.
Todo normal. Un lunes común.
Entra una llamada.
Es su manager.
“Yo estaba tranquila, aquí en mi casa. Había regresado del dentista. Le contesto la llamada hecha la chistosa y me dice: ‘tengo algo súper importante que hablar contigo’ y cambió totalmente el tono de los dos. Me dice que el opener de The Marias tuvo un problema con el bus en el que viajaban y no pudo llegar a Denver. Que necesitan otra opción”.
Su manager le propone que el reemplazo sean Neoma y su banda. Tienen una noche y medio día del martes para ensayar. Esa noche todavía no hay una respuesta definitiva, Neoma tiene que confirmar después del ensayo, aunque ella no piensa decir que ‘no’.
Son las 18:00 y Danny Pauta se ocupa de hablar con el resto de la banda para ensayar urgentemente. A las 20:00 se encuentran en la casa de Levi Double U, su baterista, quien vive a una hora de la casa de Neoma.
Al encontrarse, Neoma reconoce que están nerviosos. “¿Abrir para The Marias y sólo ensayar dos veces? ¿Después de no haber ensayado por tanto tiempo?”, se pregunta. “Pero hemos tocado tantas veces nuestras canciones…ya las sabemos. No necesitamos ensayar tanto”.
La noche termina. La banda confirma, pero debe esperar a que el equipo de trabajo de la gira de The Marias reconfirme a Neoma.
La cantante, que migró desde Ecuador a Estados Unidos hace casi un lustro, piensa que su confirmación es suficiente. Le escribe emocionada a un amigo que vive en Atlanta y le cuenta la noticia. Este amigo resulta ser un cercano al manager de The Marías. Él le manda un mensaje con lo que Neoma le contó.
El manager no entiende nada. No ha confirmado a nadie aún. Pero el amigo de Neoma mete las manos en el carbón y le recomienda que Neoma sea una de las teloneras. El manager responde que “gracias a ti, confirmamos a Neoma”.
“Medio que la cagó y nos ayudó”, dice Neoma entre risas.
El martes inicia como un día laboral en la vida de ella, quien se ocupa de un trabajo móvil en su computadora, muy alejado del mundo musical. Cuadra a las 12:00 con la banda para ensayar por segunda y última vez en la casa de Levi, antes de ir a hacer prueba de sonido en Summit, el venue donde se desarrollará el concierto.
En el segundo ensayo Neoma se da cuenta que la energía es similar a la frase “ya nada”, “lo vamos a hacer como sea, nadie dijo que tenía miedo o que no podía tocar una parte, sólo ensayamos y dijimos: ‘bueno, vámonos al venue’”.
Llegan a Summit y Neoma recuerda que lo primero que vio fue “el bus más grande que ha visto en su vida”. Era el bus de la gira de The Marias.
Aún en el checking, ella seguía en su trabajo móvil y recuerda recibir una llamada en el proceso de entrada de instrumentos y verificación. Una clienta que le pide cambios en el momento. El estrés la vence y cierra su computadora. Entra al lugar.
Setean, alistan. Adiós, al backstage.
En el camino al camerino, encuentra a una ecuatoriana que trabaja en el equipo de The Marias y se amigan laboralmente. Lo próximo es esperar su turno, serán los primeros teloneros, le sigue Ogi, de Los Angeles.
Como si de un equipo de futbol tratara, antes de saltar al escenario tienen un ritual, donde calientan sus labios y entran en el mood de fiesta bajo la influencia de la canción ‘Baila Conmigo’, de Dayvi, Victor Cárdenas y Kelly Ruíz. Uno a uno, en fila, se dirigen a sus posiciones, con la ruta desde el backstage al escenario.
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Primero sube Aaron Wey, Danny Pauta sigue el paso, Levi continúa y Neoma es el broche de oro. La gente grita, muchos no saben quién es y el calor arrasa todo el lugar. Hay un ambiente tórrido en cada metro cuadrado, plagado de centenas de personas, que terminarán siendo 1100 almas en espera del show de The Marias.
A Neoma le cuesta digerir lo que pasa a su alrededor, se enfoca en la marea de gente que grita en su frente. No reconoce rostros. “Es la misma sensación de cuando despiertas de un sueño e intentas recordar a las personas con que soñaste”, dice. Está centrada en su propio show, en busca de ganarse a desconocidos. De eso va su espectáculo, en encontrar el ‘cómo’.
Inicia con Into You, le sigue Might Forgive You y TKM. “Yo me sentía súper segura de mí misma. Es uno de los conciertos donde mi voz me estaba acolitando”. Regresa a ver a su banda y los recuerda como una serie calmada de rostros. Hace una noche esta imagen no era real. Ahora el rojizo del lugar se mezcla con el outfit de Neoma y las luces pegan con intensidad en el rostro centrado de la cantante ecuatoriana.
Suda. La intensidad no se rebaja. Llega el momento de su nueva canción, Tears at Bae, una de esas propuestas que se quedan en tu cabeza como deja vu, o trend tiktokero. En plena presentación alguien del público saca su celular y le escribe una frase en su aplicación del bloc de notas. “I Love You Already (ya te amo)”. Neoma lo lee a pesar de que le resulta imposible reconocer a la chica que le dedica estas palabras.
“Es la primera vez que me pasa”, dice. La gente le hace historias, los flashes de fotógrafos desconocidos la inundan. Habla en español. Los gritos la secundan. Le dicen que “la aman”. La base hispana la reconoce suya. Desconocidos la conocen. Dice que es de Ecuador. Algunos ecuatorianos luego publican en sus historias de Instagram que están orgullosos. Neoma siente alegría. Siente tristeza.
“Es agridulce”, me dice. “Si seguía en Ecuador no hubiese logrado esto, pero llevo mi identidad por acá. Llevo mi casa en mí, pero a la vez tuve que irme de ella”.
No tiene expectativas. El “ya nada” del ensayo se refuerza muy bien. Se acaba la presentación y The Marias está en su bus en una entrevista para Apple Music mientras se desarrolla el show de la cuencana. Neoma y la banda no se encuentran.
Por el momento.
Pasa Ogi y luego The Marias. Esa es otra historia.
Neoma vive el concierto como otra fan de la banda californiana, liderada por la puertorriqueña María Zardoya.
Termina su show y la banda, que está en esta gira de presentación de su último álbum, CINEMA, corre a su green room (una zona de relax para músicos) y su próxima dirección será el hotel, porque tienen show mañana.
El encuentro entre la ecuatoriana y la puertorriqueña es difícil. No pasa nada por un buen momento. La gente se está yendo del lugar.
“La veo de lado en dirección a la salida”, recuerda Neoma. Se encuentran. “Sentí que toda mi sangre subió a mi cara, como un tomate. Estaba súper tímida”. Recuerda muy poco de la conversación. Se nubla un poco el recuerdo. Tiene en mente que le agradeció y la notó cansada, sin razón de cuantos lugares ha visitado en toda la gira. “Todo esto no duró más de dos minutos”, me cuenta Neoma.
Se toman una foto.
La noche acabó.
A la siguiente mañana, Neoma responde a esta entrevista. Está en pijama, se ha levantado para terminar el trabajo que dejó pendiente en su computadora. En medio de nuestra conversación ella almuerza una sopa ligera, porque en una hora le sacarán las muelas.
No podrá cantar por unos días. “Algo me decía que no tenía que sacármelas el martes”, dice riéndose.
En esta mañana de miércoles le llega la noticia que sobrepasó los cien mil oyentes mensuales en Spotify, y su última canción ya alcanzó las ochenta mil reproducciones en cuestión de días.
Esta coincidencia, en tono de cuento latino desgraciado para el otro telonero, es algo que Neoma esperaba, aunque no me lo dice. Que sabe, sin querer pensar, que seguirá sucediendo, ya no como coincidencia.