Texto: Eduardo Varas C.
Una reedición es una puerta que se abre de nuevo, una forma de llegar a nuevos lectores, o ese mecanismo para que aquellos libros que ya no se consiguen, tengan una nueva existencia, que en el caso de esta publicación en concreto, corre por cuenta de la editorial Doble Rostro y el Centro de Publicaciones de la PUCE. Las «Antropofaguitas» de Gabriela Ponce se abrieron espacio en 2015, antes de la aparición por escrito de las obras de teatro de la autora y de la novela «Sanguínea», que tanto impacto tuvo entre lectores y lectoras de este país.
Y este libro contiene todo aquello que luego Ponce explorará en su obra, pero encapsulado en nueve cuentos —el último, un suerte de relato coral, partido en tres historias—. Esto hace que «Antropofaguitas» tenga una posibilidad mucho más orgánica de colocarse en cualquier etapa dentro de la narrativa de su autora. Aquí, Ponce juega y sorprende, al mismo tiempo que impacta.
La autora recurre a mujeres que cuentan sus vidas en primera persona.
Así surge una de sus mejores características: aquí hay seres partidos que terminan siendo devorados por quienes leen. El título del conjunto es muy claro en eso. No se trata solo de historias personales y hasta extremas. De lo que se trata es de aceptar que estas mujeres buscan algo y abandonan otras cosas. Viven una ausencia como si fuera lo único que pudieran vivir.
Ese arte de contar lo que hace falta
En ocasiones, esta característica puede llegar a impactar —como en el caso del cuento «Restos del abuelo», en el que hay acto incestuoso en medio del relato— o a crecer dentro de una tragedia no anunciada —como el accidente en «Accidente», que cambia la dinámica del amor—.
Aquí hay vidas que se enfrentan a las interrupciones y deciden seguir adelante, en un camino plagado de sexualidad, dudas, alguna forma de violencia y silencios.
Gabriela Ponce escribe como si sus personajes / narradoras estuvieran vivas y consignaran sus historias a cierta coloquialidad. Eso permite que todo sea rápido, que la familiaridad con la que algo se cuenta no afecte el impacto, ni suavice el golpe de efecto. Como si en todo ese desbordamiento que viven las mujeres que descrbe Ponce, hubiera espacio para la cercanía con quien lee estas páginas.
Casi como una especie de voyeurismo sin culpa.
Cuentos como «Diario de una nadadora» y «El profesor de piano» nos sitúan ante cierto estilo, ritmo y dinámica que luego se podrá encontrar en la novela «Sanguínea»: mujeres que narran, capaces de mezclar en su discurso lo que hacen, lo que no hacen y lo que quisieran hacer; que incluyen ciertos elementos de cultura popular y una conciencia cuestionadora frente a lo que significa ser mujer.
Pero si se trata de estirar las opciones de lo que es la narrativa, el relato final, «Caja negra» ofrece una tensión que recurre a algo que no es novedad: la ausencia de narradora.
Al no existir una voz que sentencie desde las descripciones de personajes y acciones, la fuerza de este cuento está en la manera en que los testimonios de quienes conforman cada uno de los tres relatos que se unen bajo un solo título, generan una historia con retazos. Aquí hay mujeres envueltas y/o expuestas a actos de violencia y que sobreviven o se dejan llevar por las circunstancias en las que están.
Sin duda, uno de los mejores cuentos de la colección.
En «Antropofaguitas» lo que queda es la sensación de estar ante un universo contundente. Esta es una pieza necesaria si se es fanático de Gabriela Ponce. Y eso debería ser suficiente.
«Antropofaguitas»
Doble Rostro / Centro de Publicaciones PUCE, 2021
214 páginas
Precio: $15.